viernes, noviembre 24, 2006

martes, noviembre 21, 2006

Soneto LXIX

Tal vez no ser es ser sin que tú seas,
sin que vayas cortando el mediodía
como una flor azul, sin que camines
más tarde por la niebla y los ladrillos,
sin esa luz que llevas en la mano
que tal vez otros no verán dorada,
que tal vez nadie supo que crecía
como el origen rojo de la rosa,
sin que seas, en fin, sin que vinieras
brusca, incitante, a conocer mi vida,
ráfaga de rosal, trigo del viento,
y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.

sábado, noviembre 18, 2006

viernes, noviembre 17, 2006

Usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre un lío.

M.B

miércoles, noviembre 15, 2006

viernes, noviembre 10, 2006

jueves, noviembre 09, 2006


No ha salido el sol,
miro en el reloj,
son las siete y no puedo dormir.
Cojo tu jersey azul,
me gusta que huela a ti,
siento que me abraza como tú.

No has despertado aún, apago la suave luz
que ilumina mi trocito de colchón.

Entro en la habitación,
oigo tu respiración
y los latidos de tu corazón.

Vas despertando ya,
buscas en mi mitad
y me encuentras esperando en un rincón.

No puedes imaginar cuanto te quiero,
ahora los relojes pararán.

Tú, acercándote a mi pelo.
Tú y tu mirada otra vez.
Quiero que no exista el tiempo,
detener este momento,
una vida es poco para mí.

Siento miedo al pensar
que esta complicidad
algún día vaya a terminar.
Miedo a no volver a ver
tus ojos desvistiéndome
como lo hacen cada anochecer.

Abrázame otra vez,
vamos a prometer,
algo que nunca vayamos a romper.

No puedes imaginar cuanto te quiero,
ahora los relojes pararán.

Tú, acercándote a mi pelo.
Tú y tu mirada otra vez.
Quiero que no exista el tiempo,
detener este momento,una vida es poco para mí.

miércoles, noviembre 08, 2006

sábado, noviembre 04, 2006

Los antiguos romanos cuando tenían que decir la verdad en un juicio, en vez de jurar sobre la Biblia como en la actualidad, lo hacían apretándose los testículos con la mano derecha.
De esta antigua costumbre procede la palabra testificar.